Mi vecinita cachonda me pide que la fotografie

Me conocía su cara, su rostro, sus curvas de memoria, las de mi vecinita cachonda Sandra Rodriguez Soria. Reconocía su nombre sin pensarlo porque cada vez que llegaba al rellano de la portería, de nuestra portería (porque somos vecinos), miraba su buzón. Por una parte, para comprobar si recibía correspondencia de su ex-marido. Y por otra, para recordarme una y otra vez de su nombre y apellidos. Para no olvidarme de ella. La tenía tan metida en mi pensamiento y pasaba tan desapercibida en la escalera, que ambos factores marcaban nuestro destino: que fuera toa mía. Descuidada por todos y obsesionada por uno solo: por mí. E incluso su ex-marido no la frecuentaba y solo tuvieron un hijo, que vivía con él. Por eso, mi camino estaba libre por completo. Hasta llegar a mi meta soñada y deseada: su monte velludo como un felpudo.

Vecinos de la misma escalera y apasionado por las mujeres como ella, grandes curvas y maneras anónimas, todo ello creaba una foto perfecta para conocernos. Pero no fue entre ascensores y puertas frías, ¡no!, fue en una cafetería cercana donde pudo fijarse en mí. Sí…, estaba con dos amigos tomando un par de cervezas como habitualmente hacemos y entró ella para tomarse un café, para la merienda. Se pidió un chucho, o un xuxo, un xuixo, un suso, o un pepito de crema, dulce y cremoso y hasta empalagoso. Como se diga.»Yo también quiero ese chucho». Me dije a mí mismo, mientras la veía saborearlo a bocado limpio, irresistible con esa crema pastelera y casera como ella. Y mojarlo con ese azúcar envolvente en el muy mermado y absorbido café con leche.

El dulce xuxo de mi vecinita cachonda Sandra Soria

No pude más que acercarme a esta madura MILF, para decir algo. Tengo algo dentro que cuando algo me gusta, voy a por ello. Soy así de impetuoso al mismo tiempo que respetuoso. Además Sandra está para agarrar y no soltar. Por eso, le dije ni corto ni perezoso, quién era yo. «Ya te conozco, eres vecino», me dijo. «Sí, soy vecino tuyo y quiero serlo mucho más». Le solté. Ella se rió como solo una madura sabe hacerlo. «Qué gracioso eres… ser vecino, es como ser negro o blanco, lo eres o no lo eres. No puedes ser más vecino, ¿lo entiendes?». Me aseveró con cierto desdén.

-Sí claro que lo entiendo, me refería a conocernos más…., y una cosa… ¿puede ser que tengas cuenta Tiktok? Me pareció verte… -le pregunté como el que no quiere la cosa.

-Eres un pillín -me increpó de refilón, mientras apuraba su café más que absorbido por el mastodonte pepito cremoso-. Así es, soy una de las nuevas mamis tiktokers o maduras españolas, que por azares de la vida, me veo mostrándome para curiosos y yogurines como tú. Y quiero abrirme paso en este mundo nuevo de las redes y poner mi granito de arena. Total, no pierdo nada, ¿no crees?

-No, no pierdes nada, nada de nada -le aseguré. ¡Ah! y además, no soy tan yogurín, tengo 26 años, y bueno,.. las mujeres como tú me gustan mucho -le confirmé para que no tuviera dudas.

-Vaya… ¿sí?, ¿qué te atrae de mí, de esta cincuentona? De esta pobre divorciada y con un niño que vive con su padre, desesperada de la vida y con mínimas ganancias, ¿qué se te ha perdido por aquí pequeño curioso? -e insultantemente me retó a contestar.

Conversando con mi vecina descarada y venida arriba

-Pues me ha traído hasta aquí, las ganas de conocer a mi vecina solitaria de no sé qué piso y con desconocidas intenciones. Porque soy un pajillero compulsivo de mothers españolas tetonas y porque no me gustan las de mi edad. Y como el «no» ya lo tengo, pues contigo me entretengo…

-Vaya, realista y hasta descarado el niño… te quieres entretener conmigo, con la mamá de la merienda, a las cinco la tarde, ¿es eso? -me retó.

– A las cinco, las seis y a la hora que sea -le confirmé.

-Ven a mi piso, que ya sabes que es el 10º1ª, me llamas a la puerta a eso de las 21h y te abro. Te abro la puerta quiero decir y me harás unas fotitos nuevas, muy eróticas para mi próxima publicación en Tiktok y Only fans, ¿qué te parece?

-¿Que qué me parece? Que ya te estoy imaginando al lado de la puerta con menos ropa que un indígena en paro y más caliente que el mechero de un binguero. ¿O me equivoco, mi señora… Sandra?

-Llámame Sandy, y no te retrases, no me gusta esperar a naide.

Vaya -pensé- tetona y hasta faltona, como a mí me gustan. Una mami poco leída es mucho más atrevida.

-A las 21h en punto mi Señora Sandy, un servidor, un vecino, y un morboso empotrador si un Vd lo precisa en derredor -Esas fueron mis últimas palabras, antes de despedirnos en la cafetería.

Fotos de tiktoker madre española con sabor a pezón

El resto ya me lo reservo en su piso con mi vecinita cachonda. Además, ya son fotos porno, porque de eróticas tienen lo que yo de bombero, ni el sombrero. En la puerta de una de sus alcobas recién estrenadas como divorciada solterona (un dulce oxímoron). Su marido se ha olvidado de ella y me muestra sus grandes dotes para hacer fotos de seguidores. Redondas y vencidas tetas, marrones y circulares pezones, con múltiples sabores. Y un negro coño rizado, a juego con ojos emborrachados.

-¿Te gusta peludo?

-Claro que sí -le confirmé- y a tus fans creo que también-. Y ahora, abre un poco más y deja caer las tetas, para verlas enteras.

De esta manera mi vecinita cachonda Sandra, se dejó hacer. Mostrando su barriga natural, curvas y muslos alimentados. E inmortalicé hasta su culo empinado en una foto de medio lado. Que por otro lado, es normal que comiendo esos susos bien engrasados, el resultado sea el esperado. Por eso, esta nueva mami tiktoker casera, no hace otra cosa, que hacerse fotos y comer dulces de crema.

Deja un comentario