Madura cincuentona cachonda y perdida

Estoy perdida y soy madura cincuentona cachonda, sí, muchos no lo creerán porque no hay manera de hablar con una mujer de mi edad, casada y sin tapujos. Y mira por donde aquí me encuentras hablando de mis sentimientos abiertamente, y lo hago porque creo que este sitio es apropiado. Llegando a esta edad me planteo muchas cosas que puedan llegar y me arrepiento de muchas que dejé pasar y otras que hice mal.

Al final de todo ha sido un cúmulo de errores, porque pienso que la vida no es más que un aprendizaje contínuo que se basa en errores. Todo lo son, o al menos lo han sido para mí. Y ahora lo único que veo en mi entorno es esa voluntad de tirarse a una madura de buen ver como soy yo. Al menos, eso es real, la pasión que desato entre los hombres de mi alrededor, grandes y no tan grandes.

Sola madura cincuentona cachonda en mi casa

De esta manera me pregunto constantemente si hice algo bien. Ahora qué me queda, que me miren por la calle hombres que podrían ser mis hijos y que solo quieren tener sexo conmigo. Eso es lo que queda, porque no he tenido nada real de verdad en mi vida. Dicen que lo único real es es amor y el odio. De lo segundo he tenido poco y de lo primero lo tuve una vez. Pero se perdió, lo ninguneé y lo desprecié, como se tira una cáscara de plátano o un papel por el water. Lo desprecié tanto que se volvió en mi contra.

Y hoy solo me quedan hombres empalmados, con pollas duras como ellos dicen que ni me llenan ni me consuelan. No saben que una polla dura no me excita en absoluto. Aunque fue cuando perdí este amor de hace años, cuando sí me moría por el sexo y su sabor. Es ahí cuando esta madura cincuentona cachonda se perdió. En las oscuras cuevas del sexo juvenil y no tan juvenil. Cuando no vi la realidad y pequé y pequé como pecadora que fui. Hoy estoy pagando gravemente las consecuencias.